Como expresión del pensamiento positivista, la primera forma
sistemática de intervención, instaurada por Mary Richmond, se estructuró desde
la perspectiva del cómo (estandarización y regulación de procedimientos),
fortaleciéndose así el carácter activista y paradigmático de la profesión. La
intervención empieza a ser definida desde el lugar de la eficiencia, y sus
bases, más doctrinales.
Como parte de un entramado social donde estén presentes las
trayectorias de los sujetos que posibilitan la acción.
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